Compañeros, por favor regálenme algunos minutos de su tiempo,
prestándole atención al mensaje que voy a compartir con ustedes. Sé que
son estudiantes de derecho y, por tanto, la lectura no les fastidiará.
Todos hemos decidido tomar el camino del derecho porque hemos
visto en él características o cualidades que nos apasionan, que nos
hacen soñar con grandes cosas. Sin embargo, muchas veces la inspiración
de nuestra carrera se queda en los libros de filosofía y en el ideal
particular de cada uno, ya que no hay los espacios suficientes para
poner en práctica el conocimiento del derecho y ver satisfechas las
necesidades de justicia tan altas que demanda nuestra Nación.
También reconocemos la magnitud e indescriptible complejidad de nuestra
carrera y, en ese sentido, percibimos la insuficiencia de la universidad
para brindarnos una formación integral que responda de buena forma a
las necesidades que, como abogados o ciudadanos, a diario se nos
presentan. Por ello, el aprendizaje real del derecho trasciende del
horario ordinario de clases al que estamos acostumbrados, y es el
espacio de la vida y la experiencia el que nos da las mejores lecciones.
Pero estas lecciones acarrean costos grandes e innecesarios que ninguno
de nosotros desea pagar.
Sentimos un temor grande y permanente por
nuestra falta de “cancha” o experiencia ante situaciones de la vida
real en el ejercicio de nuestra carrera. Simplemente esperamos a que
llegue el día de la batalla, pero ese día descubrimos que somos
vulnerables y estamos desarmados, y que las buenas calificaciones o el
conocimiento teórico, filosófico y político que tanto nos engrandecieron
en la academia, no pesan en la realidad social, que nos pide de manera
alarmante acciones concretas dirigidas a la valoración de una cuota de
alimentos, por ejemplo, y no al deber ser del Estado, de la economía y
de la sociedad.
Otra de las cosas que sentimos es el anhelo e
ímpetu grande de servir a la sociedad, de contribuir al bienestar y
mejoramiento de este país. No obstante, muchas veces nos quedamos
reflexionando acerca del mejor futuro, sin ejercer mayor actuación que
contribuya de manera efectiva a la materialización de muchos de los
sueños. Defendemos ideas de orden social, pero no actuamos en pro de
tales ideas.
Las razones que expuse sumadas a otras muchas más nos
identifican a varios de nosotros. Por eso, esta es una invitación para
conseguir varias cosas:
• Abrir un espacio para poner en práctica el conocimiento del derecho.
• Servir como eje de formación integral, acuñando elementos teóricos o académicos con elementos de la vida practica.
• Superar el temor natural del futuro abogado, confrontándolo desde su
proceso de formación con situaciones de la vida real, dotándolo así de
un buen nivel de experiencia que le permita desempeñar de excelente
forma su profesión.
• Evitar padecer al máximo los dolorosos costos en el desempeño de la profesión.
• Despejar y utilizar un medio verdadero para darle vida a todas
nuestras buenas intenciones; un lugar donde, a partir de una base
critica, reflexiva y racional, se puede ACTUAR de verdad a favor del
bienestar del país.
• Generar espacios de sana integración,
aprendizaje y colaboración mutuos, todos encaminados hacia una causa
común: servir a la sociedad.
Por eso y mucho más, los
invito a participar de las brigadas jurídicas que estamos realizando en
las poblaciones más vulnerables de la ciudad de Bogotá. Éstas consisten
en compartir nuestros conocimientos del derecho, de manera gratuita y
desinteresada, con la gente que más nos necesita. No se trata de llevar
casos y entregarnos sacrificadamente, se trata de dotar de las
herramientas necesarias a las personas para que tengan elementos de
defensa, para que conozcan sus derechos, para que se apoderen de su
Estado y para que contribuyan a la reducción de tanta injusticia.
No nos interesa oír tendencias de carácter político o ideológico,
estamos lo suficientemente politizados en nuestra vida para seguir
reproduciendo prácticas que no funcionan, o si no miren la labor del
Congreso. Aquí se trata de actuar y de hacer cosas de verdad, y el
único requisito que exigimos es el ánimo de servir a la comunidad. No
nos interesa si eres de izquierda o de derecha, si eres rico o pobre, si
eres rapero, metalero, punkero o reguetonero; nada de eso.
Si
aceptas la condición y si estás de acuerdo con conseguir cosas como las
que te enunciamos más arriba, que son muy valiosas e importantes para
todos, te invitamos a que realices tu inscripción y a que te enteres de
que se trata todo esto que te he venido comentando.
Este sábado a
partir de las 4:30 pm estaremos dándoles más información y la
preparación para quienes deseen vincularse con este proyecto, en el
Consultorio Jurídico de la Universidad los Libertadores ubicado en la
Calle 60 con carrera 7.
¡EL VERDADERO COMPROMISO NO LO DIBUJAN LAS PALABRAS O LOS IDEALES, LO DIBUJAN LOS HECHOS!
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Atentamente,
Sebastián Arias, miembro activo de la Fundación Jaime Betancur Cuartas
¿Y PARA TI, QUE SON
LOS DERECHOS HUMANOS?